Estuve viendo ayer o antesdeayer (a veces en el mundo en el que vivo se funden dos días en uno y se entremezclan el estar despierto con el estar soñando) el primer episodio de la segunda temporada de Sherlock, la serie de la bbc que reinventa al detective homónimo en el siglo XXI.
Conan Doyle dió a la humanidad un personaje increíble, tanto que mucha gente piensa que existió realmente. Es muy posible que sea el personaje más adaptado al cine y a la televisión, por no contar la cantidad de sus argumentos que se han usado en series y películas. Es, seguramente, la ficción más influyente de la historia. Y tuvo éxito desde el principio. De ahí el mérito de esta serie, que no reinventa el personaje, no, simplemente le hace dar un salto a este siglo para seguir siendo una figura imprescindible.
Los episodios, de hora y media, son adaptaciones de historias de Sherlock Holmes, de las escritas por Conan Doyle en el XIX, llevadas al XXI, metiendo en ellas la tecnología, los detalles, narrándolas de una forma ágil, con actores creíbles que dotan a sus personajes del alma inmaterial que poseen. Por supuesto están todos los que son, la señora Hudson, Lestrade y el 221b de Baker street, uno de las sitios más famosos de Londres sin existir. Las referencias son constantes, siempre llevadas con respeto y un punto de humor muy holmesiano. Vamos, que si eres un fan de los libros, disfrutas como el niño que llevas dentro.
Cada temporada son sólo tres episodios, pero ya está firmada la tercera. La bbc no me defrauda. Larga vida a Sherlock Holmes.
viernes, 13 de enero de 2012
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