En otra casualidad fatal se ha ido el cantante de Boney M, muerto en la habitación de su hotel en San Petersburgo, hogar de Rasputín "lover of the russian queen", protagonista de la canción más memorable del grupo (para mí). Me ha recordado a la muerte de Montalbán en el aeropuerto de Bangkok, ciudad en algunas de las aventuras de Carvalho, su gran detective. Imagino que habrá más muertes parecidas a lo largo de la historia.
Me parecen muertes muy especiales en las que parece que el mundo interior de las personas sale a la luz en el momento más delicado. De todas formas, malditas casualidades.
jueves, 30 de diciembre de 2010
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¡QUÉ GRANDE BONEY M!,descansa en paz genio.
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