viernes, 11 de diciembre de 2009

Bob Esponja

Te odio.
Mis tardes delante de la tele tienen un incómodo invitado. Sí, lo habéis acertado, se trata de esa maldita esponja siempre sonriente e idiota. Voy cambiando de canal y de repente lo veo aparecer con su corbata ridícula y su culo cuadrado.

No voy a entrar en los contenidos de la serie (que parecen hechos con especial crueldad) me conformo con el personaje protagonista. Ya sé que es un dibujo animado, creado para vender cereales (y todo tipo de merchandising) pero no entiendo su éxito. Bob Esponja es esa persona que algunos odiamos, un tipo sin gracia pero que cree tenerla, un tipo que piensa que es original (esto es una verdad como un templo, muy poca gente vive en piñas) y es feliz en su trabajo de mierda. Curra en una hamburguesería submarina, lo explotan y le da igual, por que se conforma con lo que tiene. No sabe que su vida es una mierda y aunque lo supiera le daría por el culo (ese culo cuadrado siempre enfundado en calzoncillos blancos), por que lo importante es ser feliz, sea como sea.

Pues no, Bob Esponja. No le haces nigún bien a tus compañeros de curro con esa actitud de mierda. No me extraña que el calamar ese de seis tentáculos (debería tener diez, ocho cortos y dos largos, retráctiles, es un decápodo) te odie a muerte, lo único que haces es joderlo.

¿Y tu pobre amigo, la estrella de mar esa? A esa le has inoculado todas tus ideas y ya es tan idiota como tú, aunque tiene menos carisma eso sí.

Como dije al principio, te odio. Espero que acabes en uno de esos programas de televenta nocturna. Como producto de limpieza para el hogar.